Vivimos en una burbuja que nos empuja a estar siempre ocupados, produciendo y logrando cosas, como si nuestro valor dependiera únicamente de cuánto trabajamos o lo eficientes que somos. Confieso que últimamente había perdido la ilusión por crear cosas bellas e inútiles, simplemente por el placer de hacerlo. Me sentía culpable por ‘perder el tiempo’ en algo que no me aportaba un éxito profesional inmediato.
Sin embargo, en mi experiencia, sucede todo lo contrario: es en esos momentos de creación desinteresada donde descubrimos nuestra verdadera esencia y conectamos con lo más profundo de nuestro ser.
Reflexionando sobre este tema, llegué a un punto muy interesante: ¿Cuándo fue la última vez que tuve un fin de semana libre? Luego me hice la misma pregunta con una sutil variación: ¿Cuándo fue la última vez que tuve un fin de semana libre sin sentirme culpable por ello? Y aquí la cosa cambiaba. Siempre que utilizaba un día festivo para no hacer nada, no revisar el correo electrónico, no avanzar encargos ni materializar todas esas nuevas ideas, me invadía una sensación de culpa. La presión por ser constantemente productiva es enorme. Pero tomar tiempo para descansar no es un lujo, sino una necesidad. No debemos sentirnos culpables por cuidar de nosotras mismas; al contrario, es una parte esencial para mantener nuestra motivación y bienestar a largo plazo.
Descansa, detente, observa.
Las semanas suelen ser vertiginosas, con tanto trabajo que a veces parece imposible abarcarlo todo. Siempre acabo utilizando el fin de semana para terminar tareas pendientes, poner orden y avanzar en mis proyectos. Sin embargo, la última semana fue diferente: varios trabajos quedaron aún por cerrar y, sorprendentemente, eso me permitió llegar al fin de semana sin ninguna tarea urgente pendiente.
Fue un respiro inesperado que me recordó aquella frase del poeta Rainer María Rilke:
“Deje que la vida vaya sucediendo y traiga lo que tenga que traer. Créame la vida siempre, siempre tiene razón”.
En lugar de sentirme culpable por no estar ocupada, aproveché la oportunidad para descansar y reconectar con mi creatividad.
¿Cuánto tiempo ha pasado desde la última vez que encontraste un momento para dedicarte a aquello que tanto deseas hacer?
Parar, reflexionar y disfrutar del presente. Eso era lo que la vida me estaba ofreciendo, una pausa que acepté con gratitud. Durante este tiempo, me permití saborear cada momento sin la prisa habitual, descubriendo la importancia del equilibrio en la vida.
Todos estos grupos me estaban esperando
Hoy he leído que descubrir un grupo nuevo es parecido a enamorarse. No sabes cuánto tiempo había pasado desde la última vez que me senté tranquilamente a escuchar música conscientemente, algo que probablemente es de las cosas que más me gusta, divierte y enriquece en el mundo. Porque escuchar música de manera consciente no es lo mismo que tenerla de fondo mientras hacemos cosas. Escuchar música de manera consciente es paladear con cuidado cada nota y saborear cada melodía. Es explorar sus detalles, sus letras, sentir cómo cada instrumento resuena en nuestro interior.
Voy a compartir contigo esos grupos que me estaban esperando, como dos personas que finalmente se encuentran y se dan cuenta de que estaban hechos el uno para el otro, encontrando en cada canción una nueva razón para enamorarse.
El grupo que se inspira en la poesía irlandesa de James Joyce o Yeats. Fontaines D.C. es una banda de post-punk originario de Dublín. Con su segundo álbum, “A Hero’s Death”, fueron nominados en los Grammy en la categoría de Mejor Álbum de Rock. Sus referencias son The Cure, Joy division, Velvet Underground y el punk de finales de los setenta… mezclados con la literatura y la poesía, su otra gran pasión. Un sueño de canciones.
Nation Of Language es un trío neoyorkino influenciado (dicho por ellos mismos) por bandas como The National, The War on Drugs, The Horrors o Beach House. en sus canciones yo encuentro mucho de Joy Division y New Order y eso me encanta.
Sam Fender es un artista británico que en mi opinión, es como si Bruce Springsteen y The Killers hubieran tenido un hijo. Fue telonero de Bob Dylan y Neil Young y su último disco (Seventeen Going under) me parece una maravilla.
Jessica Pratt trae de vuelta a mi vida mi historia de amor con el folk. Sus temas me inspiran, transportándome a paisajes sonoros llenos de nostalgia y belleza. Cada acorde y cada palabra me conectan con emociones intensas, recordándome por qué me enamoré de este género.
El lunes volví a mi rutina con la energía y la creatividad totalmente transformadas. Aceptar esa pausa transformó mi perspectiva, recordándome que, a veces, lo más productivo es simplemente detenerse y disfrutar del presente.
Dejar de lado la rutina y las obligaciones, aunque sea por un rato, nos permite regresar con las ganas renovadas y una perspectiva fresca. La próxima vez que sientas que debes estar siempre ocupada, recuerda que descansar no es una pérdida de tiempo, sino una inversión en tu bienestar.
‘Las ruinas son un regalo, son un camino a la transformación’
‘Las ruinas son un regalo, son un camino a la transformación’ esta frase forma parte de Come, Reza, Ama, una de mis películas favoritas, basada en las memorias de Elizabeth Gilbert, que narra su viaje de autodescubrimiento y transformación personal.
Sentirse perdido es una experiencia que todos, en algún momento, vivimos. A veces atravesamos cambios, crisis existenciales, momentos de ansiedad o transiciones vitales que nos llevan hasta ese punto. Es como caminar por un denso bosque sin un mapa, buscando señales que nos indiquen el camino correcto.
A veces, simplemente nos juzgamos por no tener todas las respuestas o por no seguir un camino claro: ¿Me gusta lo que estoy haciendo? ¿Soy feliz? ¿Estoy cumpliendo mis expectativas? ¿Debería, a mi edad, haber logrado más en la vida?
En estos momentos de incertidumbre, es importante recordar que la sensación de estar perdido no es una señal de debilidad, sino una oportunidad para el autodescubrimiento y el crecimiento personal.
Cada paso en la oscuridad puede llevarnos a una nueva comprensión de quiénes somos y qué queremos.
Esta exploración puede ser una experiencia enriquecedora, llena de sorpresas y aprendizajes.
Si estás pasando por algo parecido, me gustaría compartirte una lista de pequeñas acciones que a mí me han ayudado mucho. pueden parecer simples, pero si las interiorizas como un pequeño mantra, pueden tener un gran impacto en cómo nos sentimos y en nuestra perspectiva sobre la vida.
En relación sobre sentirse perdido en la vida, quiero recomendarte mi última lectura, un pequeño libro maravilloso que recientemente me ha conquistado: «Esto es (solo) el principio» de Adam J. Kurtz. Es una guía repleta de frescura y honestidad que nos invita a reflexionar sobre nuestro camino en la vida y disfrutar al máximo de nuestro viaje personal.
El autor (al que ya conocía por otro libro-manual de consejos para todos los creativos y aspirantes a artista) nos ofrece en esta obra una serie de consejos y recordatorios perfectos para esos momentos en los que nos sentimos un poco perdidos y necesitamos reconectar con nosotros mismos.
Lo que más me gusta es la flexibilidad del libro: puedes leerlo en el orden que prefieras y seleccionar frases destacadas que resuenen contigo. Me parece un recurso perfecto para reflexionar sobre quiénes somos y hacia dónde queremos ir, sin importar en qué punto del camino nos encontremos.
Porque a veces, perderse es el primer paso para encontrar un camino lleno de sentido en la vida.