Ya me conocéis y sabéis que uno de mis mayores placeres son los libros, lo cual no siempre se corresponde con leer (efectivamente, tengo una montaña de lecturas aún por comenzar, mientras nuevas adquisiciones no dejan de llegar a mi estantería). Hace poco descubrí que este comportamiento tiene un nombre en japonés que lo define: Tsundoku, que significa el hábito de acumular muchos libros sin la necesidad de leerlos inmediatamente, ya sea por falta de tiempo o porque todavía hay otros pendientes de empezar. That’s me.
Mi Tiffany’s
La protagonista de «Desayuno en Tiffany’s», Holly Golightly, va a desayunar frente a la joyería Tiffany & Co. en Nueva York porque allí encuentra un lugar que simboliza la seguridad y la tranquilidad que ella necesita en su vida. Desayunar mirando el escaparate de Tiffany’s le proporciona un momento de paz y estabilidad emocional, un escape de su realidad de incertidumbre y estrés. Para Holly, Tiffany’s representa un mundo ideal donde, según ella, nada malo podría ocurrir. Este ritual matutino refleja su búsqueda de un refugio y un sentido de pertenencia que siente que le falta en su vida.
¿Cuál es tu Tiffany’s? ¿Lo has pensado alguna vez?
Esta maravillosa película me hizo reflexionar sobre la importancia de tener nuestro propio ‘Tiffany’s’, ese lugar especial fuera de casa al que podemos acudir cuando necesitamos una zona de confort. Hay muchos tipos de Tiffany’s: desde una cafetería, una sala de cine, la playa, un parque… pero el mío, sin dudarlo, es una librería.
Me resulta insuperable el placer de ir a librerías y disfrutar del ambiente (no sé si te has fijado pero en las librerías la temperatura suele estar regulada de manera perfecta y por lo general suelen ser sitios calmados y silenciosos). Me encanta explorar los libros, consultar las novedades, enamorarme a primera vista de un título. Es un goce que combina la emoción del descubrimiento, la pausa y serenidad, el estímulo intelectual y el confort de un espacio dedicado a la conexión cultural.
Para mí, el día 23 de abril se celebra el Día Mundial de mi Tiffany’s. Y me encantaría compartir contigo algunas recomendaciones que a mí me han cambiado la vida.
Medio pan y un libro
En septiembre de 1931, se inauguró la biblioteca pública de Fuente Vaqueros, el pueblo natal de Federico García Lorca. En esa ocasión, el poeta pronunció un discurso que, cada vez que lo releo (y lo hago a menudo), me emociona de la misma manera.
‘Antes que nada yo debo deciros que no hablo sino que leo.’
—empezaba diciendo.
Pero os voy a compartir mi parte favorita:
‘Cuando alguien va al teatro, a un concierto o a una fiesta de cualquier índole que sea, si la fiesta es de su agrado, recuerda inmediatamente y lamenta que las personas que él quiere no se encuentren allí. ‘Lo que le gustaría esto a mi hermana, a mi padre’, piensa, y no goza ya del espectáculo sino a través de una leve melancolía.
Ésta es la melancolía que yo siento, no por la gente de mi casa, que sería pequeño y ruin, sino por todas las criaturas que por falta de medios y por desgracia suya no gozan del supremo bien de la belleza que es vida y es bondad y es serenidad y es pasión.
Por eso no tengo nunca un libro, porque regalo cuantos compro, que son infinitos, y por eso estoy aquí honrado y contento de inaugurar esta biblioteca del pueblo, la primera seguramente en toda la provincia de Granada.
No sólo de pan vive el hombre. Yo, si tuviera hambre y estuviera desvalido en la calle no pediría un pan, sino que pediría medio pan y un libro.’
Podéis encontrar el discurso completo en ‘De viva voz’. Este libro recopila conferencias, alocuciones e intervenciones públicas de Federico García Lorca, y os prometo que es de lo más preciado que tengo en mi biblioteca.
La gente parece flores al fin
«Style» — Poema de Charles Bukowski
«Style is the aswer to everything.
A fresh way to approach a dull or dangerous thing
To do a dull thing with style is preferable to doing a dangerous thing without it
To do a dangerous thing with style is what I call art…
Style is the difference, a way of doing,
a way of being done.»
La historia (el amor) entre Harry Styles y Charles Bukowski viene de lejos. Primero te pongo en contexto: Charles Bukowski, fue un escritor y poeta estadounidense de origen alemán (1920-1994) y una de las figuras más conocidas de la literatura contemporánea de Estados Unidos. Sigue siendo un representante clave del realismo sucio y la literatura independiente. A pesar de ser reconocido por utilizar un estilo crudo, honesto y a menudo vulgar, tiene unos poemas dedicados a su hija que me parecen de lo más precioso jamás escrito.
Harry realmente no necesita presentación… Desde su época en One Direction, fue captado en varias ocasiones por los paparazzi mientras leía poemarios de Bukowski. En su gira Love On Tour de hace algunos años, los conciertos iniciaban con una grabación del poema ‘Style’, recitado por el poeta. Este poema servía de introducción a ‘Golden’, la primera canción de la noche.
De todos los poemarios de Bukowski, te quiero recomendar ‘La gente parece flores al fin’, publicado póstumamente en 2007. Contiene los poemas que fueron escritos en sus últimos años de vida, reflejando una madurez y una perspectiva ligeramente diferentes a las de sus obras más tempranas.
Está escrito en un lenguaje directo y sencillo, y aborda sus reflexiones sobre la humanidad, el amor, la muerte, la soledad… a Harry y a mí nos parece una joya.
El elogio a lo bello y lo cotidiano
En la anterior carta te hablé de la película Perfect Days de Wim Wenders. Una película de pocas palabras pero de mucha carga emocional, de la que todavía no me he recuperado.
Hirayama es un meticuloso limpiador de lavabos públicos en Tokio que parece haber encontrado el equilibrio interior a través de su estructurada rutina laboral y una apreciación por los pequeños detalles de su entorno como su pasión por la música y los libros. Su vida sencilla refleja su satisfacción con las cosas simples; un homenaje a la belleza y trascendencia que habita en lo cotidiano.
Para el protagonista, los libros y casetes son sus posesiones más preciadas. Creo que también son las mías.
Soy consciente de que al final de nuestros días lo material no significará nada, pero la música y los libros tienen esa magia de convertir lo tangible en emoción, lo terrenal en inspiración. Todas esas historias o melodías se conectan con nuestro ser y se transforman en energía, en ideas, en sentimientos. Nos hacen reír, bailar o llorar, y algunas permanecerán con nosotros para siempre.
Estas son las lecturas de Hirayama durante el transcurso de sus días en Perfect Days.
Las palmeras salvajes de William Faulkner
El árbol de Aya Koda
Once de Patricia Highsmith
Los tengo todos anotados en mi lista de pendientes 💕
Al igual que el protagonista, yo también estoy intentando encontrar la felicidad en las pequeñas cosas. A veces lo consigo, y otras veces siento que si no alcanzo las grandes metas y objetivos que me he fijado, mi existencia no tiene sentido. Pero cuando caigo en esa espiral de negatividad, me repito varias veces a mí misma —con mucho cariño y cuidado, como dice Valeria Castro— que lo importante no es el final, lo importante es el camino. Y en ese camino, podemos detenernos para apreciar la belleza en sus diversas manifestaciones.
Detenerme en una librería sin prisas, escuchar música sin hacer nada más al mismo tiempo, preparar la comida de manera consciente… en definitiva, disfrutar de cada cosa que hago sin mayores expectativas. Quizás ese sea el secreto de la vida.